La costumbre más importante de mi vida, terminó por ser, ver las cosas desde fuera, alejarme de mi, de mis preocupaciones y convicciones.


Imaginaba en ocasiones estar en un imaginario e imposible borde del mundo. Desde él, mis problemas, incluso nuestro mundo, aparecían transitorios e insignificantes. Este ejercicio me proporcionado grandes beneficios y me ha abierto muchos caminos.


Con el tiempo y este buen ejercicio conseguí ver las cosas con otra óptica, que muchas veces me es útil para entender situaciones y conductas.


Ver las cosas desde fuera, es alejarse de la subjetividad.

Ser más objetivos y entender la realidad es finalmente el objeto de la filosofía y del conocimiento y es por tanto esencial al ser humano.